En el post de hoy vamos a tratar el problema actual de acceso a la vivienda y cómo vivir en comunidad puede ser una opción factible.
El acceso a la vivienda es un derecho
«Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejes y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.»
Así dice el artículo 25 apartado 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
En la Constitución española, en el artículo 47 se dice:
«Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.»
Sobre el papel y en la teoría estas declaraciones se sostienen, pero, ¿qué ocurre en la realidad?
Europa está sufriendo una crisis de vivienda
Esta es la afirmación de la Iniciativa Ciudadana Europea «Housing for All», que hace un llamamiento para mejorar las condiciones de vida y que se considere la vivienda como el derecho que es, y no como una mercancía.
La vivienda es demasiado cara y aumentan las personas que tienen problemas para pagar el alquiler o la hipoteca. Según esta iniciativa, en Europa 82 millones de personas gastan más del 40% de sus ingresos en la vivienda. No hay suficientes promociones sociales y asequibles.
Inversores y fondos de inversión están comprando grandes volúmenes de viviendas para especular y ganar dinero. Los nuevos alquileres turísticos han reducido también la disponibilidad de viviendas para las personas que viven en grandes ciudades.
Desde esta iniciativa ciudadana se pide un acceso más fácil a viviendas públicas, sociales y asequibles entre otras cosas. Podéis firmar la petición en la web habilitada para ello. Firmar ahora.
¿Qué pasa en España?
El 17 de junio las noticias de la 2 comenzaban diciendo que el derecho a la vivienda es un imposible para muchos y que poderes económicos se aprovechan de ello en numerosas ocasiones. Indicaban que unos 4 millones 600 mil personas en nuestro país viven en condiciones de insalubridad, en casas ruinosas. Esto es 1 de cada 10 habitantes, y la primera causa de exclusión social. No poder acceder a una vivienda digna ya afecta al 24% de los españoles. Esta información la podemos encontrar en el Informe Foessa sobre exclusión y desarrollo social en España.
El mercado de la vivienda
El valor de las viviendas viene dado por el libre mercado en función de una oferta y una demanda. Es un activo en el que invertir más que un derecho. Según comenta Carlos Macías portavoz de la PAH, en el libro de Brenda Chávez «Tu consumo puede cambiar el mundo», «las políticas públicas desde el tardofranquismo a hoy situaron la vivienda como objeto de inversión o acumulación en detrimento de su valor de uso o social, con un mismo denominador: el Estado, obligado a garantizar el derecho a la vivienda, no legisla con esta finalidad sino con la de crecimiento económico: la construcción como motor de la economía…»
El Banco de España admitió que de 1976 a 2003 el precio de la vivienda se duplicó en términos reales, de 1997 a 2006 aumentó un 100%. El endeudamiento familiar hipotecario se triplicó de 1990 a 2004 y la duración media se incrementó de 12 a 25 años…estos datos y muchos más, los encontramos en la lectura (muy recomendable) del libro de Brenda Chávez al que enlazamos en el párrafo anterior.
Se crean edificios como productos, y como el fin es ganar dinero, se escatima en la calidad, materiales, etc. Nos hicieron creer que esta inversión era segura, que el valor siempre sube, aunque con la crisis pudimos comprobar que esto no es así y vimos cómo se desplomaron los precios.
Además, el sector de la vivienda es muy intensivo en recursos, consume mucha energía, contamina, acaba con ecosistemas, expropia tierras, conlleva corrupción…
Sin duda es un mercado complicado y la vivienda es un objeto de negocio. Una realidad que dista mucho de ofrecer el acceso de todo individuo a una vivienda digna.
Vivienda cooperativa en régimen de cesión de uso como alternativa
Un modelo de vivienda de propiedad colectiva más accesible y sostenible, que evita la especulación, es la propuesta de distintas iniciativas pioneras en nuestro país como La Borda en Barcelona, Entrepatios en Madrid y el grupo Axuntase aquí en Asturias.
Se basan en el derecho de uso, la propiedad colectiva y la autopromoción. Según el libro «Habitar en Comunidad», que recomendamos si tienes interés en profundizar más en este tema, los derechos asociados a una vivienda se pueden dividir en 4, los más básicos:
- Habitar en la vivienda, es decir, derecho de uso
- Sacar beneficio económico
- Cambiar materiales, distribución…
- Derecho de venta
Las cooperativas de viviendas en cesión de uso, se centran en el primer derecho. La cooperativa es propietaria del total de las viviendas y se cede el derecho de uso de cada una de ellas a sus cooperativistas. De forma individual los tres derechos restantes quedan anulados. Esta fórmula supone una alternativa al alquiler o compra de vivienda e impide que se construya con la intención de vender más caro cuando el valor haya aumentado.
En rasgos generales funciona de este modo:
Un grupo de personas constituyen una cooperativa desde la que promueven la construcción de un edificio. Cada socia (persona o unidad de convivencia) hará una aportación inicial al capital de la cooperativa, lo que le da derecho de uso de la vivienda. Este derecho no se puede transferir a terceros, y si se quiere salir de la cooperativa, la aportación inicial se devuelve. La propiedad es colectiva, la cooperativa es la que posee la propiedad de todas las viviendas. Los cooperativistas tienen parte del capital social pero no tienen derecho de propiedad individual y por lo tanto no se pueden lucrar a través de ella. Las decisiones se toman en asamblea general.
Este modelo supone vivir en comunidad, compartir recursos, la toma de decisiones conjunta, y pensar en el bien común antes que en el individual. Quizás no es para todas las personas, y está en un estado muy inicial en España. En otros países como Dinamarca o Uruguay este modelo ya lleva funcionando unos años, y es la muestra de que funciona.
Se favorecen las relaciones sociales de comunidad, y estas promociones tienen muy en cuenta el entorno y la ecología. La cooperativa decide cómo serán las viviendas, define espacios comunes, participa de forma muy activa en el diseño del proyecto. Espacios de encuentro y para compartir recursos permiten ahorrar, y la autopromoción evita el sobre coste del beneficio de las promotoras en las construcciones convencionales.
El grupo es el corazón de la cooperativa, cada grupo un mundo y cada promoción se adapta a las necesidades.
Una opción muy interesante para explorar.

Maqueta de Las Carolinas de Entrepatios, expuesta en la 1ª Muestra de la Casa Ecológica
Buenos días, me gustaría recibir más información si es posible.
Buenos días Adrian,
Si estás por Asturias este sábado 23 hay un encuentro en Oviedo, te envío el enlace. https://www.facebook.com/axuntase/posts/2487676828113189
En este encuentro participarán iniciativas con experiencia como Entrepatios (https://www.entrepatios.org/) y La Borda (http://www.laborda.coop/es/), es una muy buena ocasión para hacer todo tipo de preguntas a quienes más saben del tema.
Nosotras estaremos por allí, anímate a venir!!