En este post tratamos varios aspectos sobre contaminación electromagnética y salud. Controversia en el ámbito científico (parte I), Tipos de radiaciones y cómo afectan a la salud (parte II), ¿Qué podemos hacer? (parte III)
El electromagnetismo (EM) es una de las fuerzas fundamentales del universo. La electricidad, el magnetismo, los campos y ondas electromagnéticas están en toda la naturaleza. Están presentes en reacciones químicas y biológicas, en el funcionamiento de los átomos, moléculas, en las células, en los órganos…etc.
Todos los seres vivos somos bioeléctricos. En nuestras células hay una diferencia de potencial eléctrico entre el núcleo y las membranas externas. Nuestros sistemas neurológico y nervioso funcionan con impulsos y corrientes eléctricas. Nuestro corazón genera impulsos eléctricos para bombear la sangre…son numerosos los procesos electromagnéticos en nuestros organismos.
Además, vivimos rodeados de radiaciones. Procedentes de fuentes naturales, el cosmos, el Sol y la propia Tierra, y también de fuentes artificiales como el tendido eléctrico, antenas de telecomunicaciones, electrodomésticos, y un largo etc.
Con las radiaciones procedentes de fuentes naturales hemos convivido siempre, con las artificiales no llegamos a 200 años, y la densidad y cantidad de éstas (en aumento) que vivimos ahora, es algo nuevo para nuestros organismos.
Tipos de radiaciones y conceptos previos
Las radiaciones electromagnéticas son campos eléctricos y magnéticos oscilantes y perpendiculares entre sí, que se propagan por un medio, desde su fuente emisora, a la velocidad de la luz, portando energía.
Imagen de: And1mu, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
Cada onda se define por los siguientes parámetros:
- Período (T), tiempo que tarda en producirse una oscilación completa. Se mide en segundos.
- Frecuencia (Hz), es la magnitud inversa al período, representa la cantidad de oscilaciones que se producen en una unidad de tiempo. Se mide en Hz
- Longitud de onda (λ) distancia entre dos crestas o dos valles consecutivos
- Amplitud (A) el valor máximo que se puede alcanzar durante la oscilación
- Intensidad, la cantidad de energía que transmite la radiación por unidad de tiempo y unidad de superficie sobre la que incide perpendicularmente. Se mide en J/s · m²
Imagen de Francois~frwiki, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons. Modificada por ecoultravioleta.coop
Observando el espectro electromagnético, vemos la distribución y clasificación de las ondas electromagnéticas.
De mayor a menor longitud de onda: ondas de radio, microondas, infrarrojas, visibles, ultravioleta, rayos X, rayos gamma, rayos cósmicos. En este gráfico se muestra también la comparación de la escala de su longitud onda, por ejemplo, las radiofrecuencias son del orden de un edificio hasta el tamaño de un coche, mientras que los rayos gamma, son del orden del núcleo atómico. Las ondas hacen resonar organismos o partes de ellos del orden de su tamaño de longitud de onda.
Imagen de Taha Mzoughi, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.
En función de su energía y efectos sobre la materia, las ondas electromagnéticas se dividen en Radiaciones Ionizantes y Radiaciones no Ionizantes.
- Las radiaciones ionizantes portan gran cantidad de energía a frecuencias extremadamente elevadas, tanto que pueden producir la ionización, haciendo que los átomos pierdan electrones convirtiéndose en iones. Esto puede provocar la rotura de enlaces atómicos en las moléculas y por tanto, mutaciones. A este rango pertenecen los rayos X, gamma y cósmicos.
- Las radiaciones no ionizantes, son de menor frecuencia y con menos energía, no arrancan electrones y no rompen enlaces atómicos, lo que no significa que sean inocuas para la salud. Estas ondas son las radiofrecuencias, microondas, infrarrojos y luz visible.
Las ondas electromagnéticas se propagan en todas direcciones, se acoplan amplificándose o anulándose, se reflejan y refractan, generan resonancias, atraviesan materiales y no se perciben con ninguno de los 5 sentidos.
Interacción de las ondas electromagnéticas
Las ondas electromagnéticas interaccionan con nuestros organimos por inducción y resonancia.
Inducción
Los campos electromagnéticos pueden inducir corrientes eléctricas que interfieren con las corrientes propias del cuerpo, alterando en ocasiones su normal funcionamiento. Los seres vivos somos buenos conductores de la electricidad debido a nuestras membranas celulares, fluidos corporales extra e intra celulalres, las células nerviosas y musculares.
Según Pedro Ledesma resume en la «Guía de la contaminación electromagnética y la salud», la interacción principal por inducción de campos electromagnéticos se produce en los canales iónicos de la membrana celular, haciendo que no funcionen correctamente. Siendo especialmente vulnerables los canales de calcio, interfiriendo de modo que el calcio no pasa al citosol (parte líquida del citoplasma celular) y se altera el funcionamiento bioquímico de la célula produciendo estrés oxidativo.
Resonancia
Las ondas electromagnéticas pueden producir resonancias con órganos, glándulas, células, moléculas…de un tamaño de orden aproximado a la longitud y amplitud de dichas ondas. Se produce un “acople” y las estructuras resonantes absorben la radiación de las ondas saturándose, calentándose y disipando ese calor a su alrededor, lo que puede provocar alteraciones en su funcionamiento.
Efectos en la salud
Dicho de un modo muy general, en las funciones corporales intervienen campos electromagnéticos de baja frecuencia e intensidad que expuestos a radiaciones artificiales como las generadas por corrientes eléctricas y las microondas, pueden verse alterados y dejar de funcionar con normalidad. Además cuando esta exposición es prolongada en el tiempo, se producen efectos acumulativos.
Durante el sueño, que es cuando nuestro cuerpo hace las labores de “limpieza, mantenimiento y reparación” somos más vulnerables a los efectos de las radiaciones. Como ya comentamos en el post anterior, hay mucha controversia sobre los efectos, algunos son aceptados y están regulados, otros aún están en discusión. Una forma de clasificación de estos efectos es en función de si la radiación y su energía contenida elevan o no la temperatura.
De este modo tenemos:
Efectos Térmicos: la absorción de energía electromagnética produce un calentamiento de tejidos y cambio de orientación espacial de las moléculas bipolares del agua e iones de tejidos. Ante esto nuestro cuerpo tiene mecanismos de autoregulación, pero si sucede demasiado a menudo y/o en grandes dosis, llegan los desequilibrios. Estos efectos están bastante aceptados y regulados.
Efectos No Térmicos: en este caso, no se produce un aumento de temperatura sustancial. La energía electromagnética no es tan fuerte como para producir efectos térmicos, pero no quiere decir que no se produzcan otro tipo de efectos, como la inducción de corrientes y campos eléctricos en los tejidos. Estos efectos no están tan reconocidos (en nuestro entorno y país, sí en Rusia por ejemplo). Aunque ya se empiezan a aceptar algunos como la estimulación de los músculos, nervios y órganos sensoriales que pueden provocar alteraciones como se refleja en la Directiva Europea 2013/35/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa de 26 de junio de 2013 y la transposición española en el RD 299/2016 de 22 de julio.
Efectos Atérmicos: la radiación tiene energía suficiente para elevar la temperatura pero debido al enfriamiento ambiental no se produce. En estos casos los efectos son de inducción de corrientes eléctricas que estimulan células y músculos.
Todos esto, ¿en qué se traduce?
La inducción y la resonancia aumentan con la penetración de las ondas en nuestros cuerpos. Las radiaciones penetran con más facilidad en las zonas blandas y acuosas, encontrando más resistencia en estructuras óseas. El sistema linfático, las glándulas mamarias, fetos y niños pequeños son especialmente sensibles por ese motivo.
Sin intención de alarmar sino más bien de informar, estas son algunas de las alteraciones que puede provocar la exposición continuada a radiaciones artificiales:
- Aumento de radicales libres y estrés oxidativo que pueden llegar a producir cáncer, lesiones vasculares, enfermedades neurodegerativas, etc.
- Disminución de la producción de melatonina hormona que controla los ciclos circadianos, regula el sistema inmune, regeneradora genética y celular, antiinflamatoria, reductora de la proliferación celular del cáncer…Su deficiencia produce insomnio, cambios en el comportamiento y el humor, fatiga, depresión, empeora el sistema inmune, cáncer de mama, leucemia, etc.
- Efectos sobre la sangre, por acumulación de glóbulos rojos por la magnetización de los átomos de hierro de la hemoglobina. Circulación más lenta que dificulata la oxigenación de los órganos y tejidos, aumentando el riesgo de sufrir infartos o ictus por la formación de trombos.
- Dilatación de los poros de la Barrera Hematoencefálica permitiendo el paso sustancias tóxicas o microorganismo al cerebro, que en estado de salud no podrían penetrar. Puede provocar tumores cerebrales, pérdida de memoria, enfermedades neurodegenerativas.
- Efectos sobre el ADN, que debido a su estructura de enrollamiento en espiral es especialmente vulnerable a las radiaciones electromagnéticas y las absorbe. Disminución de la fertilidad masculina, mutaciones…
- Alteraciones en el sistema nervioso causando irritabilidad, insomnio, estrés, ansiedad…Parkinson…y otras enfermedades neurológicas.
Esta información y con más profundidad, se encuentra en la «Guía de la contaminación electromagnética y la salud» de Pedro Ledesma.