En este post hablamos sobre la importancia para la salud de conocer los niveles de gas radón en los edificios y tratamos de resolver las dudas más frecuentes de forma sencilla en esta lectura de menos de 5 minutos.
¿Qué es el gas radón?
El gas radón es un gas radiactivo presente en la naturaleza. No se percibe con los sentidos porque es inodoro, incoloro y no tiene sabor.
Emana de la corteza terrestre de rocas y aguas subterráneas donde hay presencia de uranio, elemento inestable que con el tiempo se va descomponiendo en otros subproductos. Primero se descompone en isótopos radiactivos como el radio-226, que a su vez se descompone en otros. En definitiva, el radón-222 se forma por la descomposición del radio-226, que se forma por la descomposición del uranio.
El radón-222, es un gas noble, un gas pesado que se libera a la atmósfera desde el suelo y puede introducirse a través de grietas y aberturas en las edificaciones. Al ser un gas pesado no se dispersa fácilmente y tiende a acumularse en los espacios cerrados.
Como la concentración de radón depende la composición del suelo de la zona geográfica, los niveles pueden ser muy diferentes en distintos territorios.
¿Por que nos preocupa?
El radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaquismo. Afecta gravemente a la salud si se inhala en concentraciones elevadas y durante períodos prolongados. Al respirarlo, en nuestro organismo se descompone en partículas radiactivas que emiten radiación alfa, y se depositan en los tejidos pulmonares dañando las células. Si sumamos el tabaquismo a la exposición al radón, las posibilidades de cáncer crecen exponencialmente.
¿Cómo se si tengo radón en mi casa?
Hay que medir. Aunque se han hecho estudios para la elaboración de mapas en los que se reflejan zonas con mayor probabilidad de concentración de radón, los datos hasta ahora, aunque aportan información muy valiosa, no son suficientes para obtener información precisa de la concentración de radón de un lugar concreto.
El Consejo de Seguridad Nuclear de España ha desarrollado uno de estos mapas y en algunas comunidades autónomas se han hecho estudios y han generado su propios mapas, como en el caso de Galiza.
¿Cómo se mide?
El objetivo de la medición es determinar el promedio anual de concentración del radón en el aire. Para ello se hace un muestreo con detectores colocados en las estancias a medir. Es importante tener en cuenta que aunque las estancias posiblemente más afectadas son sótanos y primeras plantas, no tienen por qué estar exentas otras más elevadas, ya que el gas se puede filtrar a través de grietas en los materiales de construcción, conductos, etc.
Para hacer el muestreo y obtener datos, se pueden usar distintos tipos de detectores. Una clasificación se puede hacer en función del metódo de medición:
- medición integrada con medidores pasivos de trazas de partículas alfa, carbón activo , cámaras iónicas de electreto.
- medición en continuo con aparatos electrónicos que ofrecen una medición continua de la concentración de radón a lo largo del tiempo.
Por economía se suelen usar los detectores pasivos. Éstos se colocan en las estancias a medir durante un período medio de unos 3 meses, y transcurrido el tiempo se analizan en un laboratorio acreditado, que obtiene el promedio anual de concentración de radón.
En ocasiones se pueden hacer mediciones puntuales o a corto plazo, que sirven como primera aproximación. Son preferibles a largo plazo porque hay que tener en cuenta que pueden haber variaciones ya no sólo durante el día sino también estacionales, por ejemplo, en verano al estar más tiempo abiertas las ventanas y haber más ventilación, será menor la concentración que en invierno cuando se ventila menos.

Detector pasivo de trazas
En EcoUltravioleta, para realizar la medición de radón usamos medidores pasivos de trazas que no requieren ninguna fuente de alimentación externa. Son pequeños dispositivos que se colocan en zonas estratégicas de la casa para tomar datos durante un período de 2 a 3 meses. El medidor contiene una película sensible a las partículas alfa emitidas por el radón. Estas partículas impactan contra la película y dejan unas marcas que son las que nos darán la información de la concentración, al ser analizados en el laboratorio al que se envían los medidores una vez pasado el tiempo de exposición.
¿Qué valores de concentración son preocupantes?
La legislación que se aplica en España es el Real Decreto 1029/2022, reglamento sobre la protección de la salud contra los riesgos derivados de la exposición a las radiaciones ionizantes, y el Código Técnico de la Edificación DB-HS6.
Los niveles de referencia establecidos en estas leyes son de 300 Bq/m³, y si se supera este valor, es necesario tomar medidas para reducirlos. Sin embargo, la OMS, en el Manual sobre el radón en interiores, considera como valor límite 100 Bq/m³, y en Bioconstrucción, en la Norma Técnica de Medición en Baubiologie SBM-2015, a partir de 60 Bq/m³ ya se consideran valores Fuertemente significativos en zonas de descanso y larga permanencia.
¿Qué se puede hacer para mitigar la concentración de radón?
Una vez que hemos medido y tenemos resultados fiables, lo recomendable es consultar a expertos en radón o con profesionales de la arquitectura y/o construcción que nos puedan asesorar sobre las medidas específicas que podemos llevar a cabo en nuestro caso concreto. Estas medidas pasan por evitar materiales con cierto contenido de material radiactivo y por la implementación de medidas para la reducción.
Los materiales a evitar serían piedras como el granito, mármol travertino y mármol que pueden contener uranio y por consiguiente ser fuentes de emisión de radón. También cemento que puede tener agregados de origen natural con trazas de uranio. Aunque no son muy elevadas las emisiones de los materiales, es un punto a tener en cuenta.
Por otro lado, las medidas de mitigación más empleadas son:
- Ventilación natural adecuada para asegurarnos de que hay buena circulación de aire, lo que ayuda a reducir las concentraciones de radón en el interior
- Ventilar el sub-suelo, mediante la instalación de conductos o ventiladores para aspirar el radón y expulsarlo al aire antes de que entre en el edificio.
- Barreras específicas de radón, láminas o membranas que se colocan entre el suelo y las zonas habitables. Impiden que el radón se filtre desde el suelo al interior.
- Sistemas de ventilación mecánica que extraen el aire del interior y lo reemplazan por aire exterior de forma continua y automática.
- Sellado de grietas y aberturas en cimientos para evitar la entrada de radón.
Resumiendo
El gas radón es un riesgo para la salud si hay concentraciones elevadas en los edificios. Es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaquismo y podemos estar expuestos sin saberlo ya que no se percibe con los sentidos.
Para saber si tenemos riesgo de radón podemos consultar los mapas, pero no lo sabremos con certeza hasta que hagamos una medición en el lugar, con medidores específicos y posterior análisis de laboratorio o por entidades acreditadas. Podemos tomar como referencia el nivel límite que marca la normativa de 300 Bq/m3, optar por ser más precavidos y tomar medidas al acercarnos a los niveles máximos recomendados por la OMS de 100 Bq/m3 o tener en cuenta el principio de precaución y afinar hasta menos de 60 Bq/m3 en zonas de descanso y máxima permanencia de la Norma Técnica de Bioconstrucción.
Si los niveles de concentración son desfavorables, hay que consultar con expertos y diseñar las medidas de protección más adecuadas para cada caso.