Vivir en una casa sana es tan importante como llevar una alimentación adecuada y hábitos de vida saludables. En este post hablamos de biohabitabilidad y los riesgos de tipo químico presentes en el hogar. Cómo influyen, dónde están, cómo se miden y propuestas de mejora.
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Vivir en una casa saludable
La tercera piel es como entendemos el hogar en bioconstrucción. Tenemos una primera piel, la de nuestro cuerpo, una segunda que es la ropa, y la tercera los edificios en los que pasamos más del 90% de nuestro tiempo.
Nuestra tercera piel ha de favorecer la salud y protegernos, o al menos, no debería perjudicarnos en este aspecto.
La pregunta clave es ¿cómo nos sentimos en nuestras casas o lugares de trabajo? ¿nos sentimos bien?
Seguramente has oído hablar de Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), término definido en 1982 por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El SEE son un conjunto de síntomas y enfermedades que experimentan los usuarios de determinados edificios (cefaleas, falta de concentración, irritación de las mucosas, mareos, dificultades respiratorias…Lipoatrofia semicircular, Sensibilidad Química Múltiple…)
Estos suelen ser edificios de oficinas modernos, muy tecnificados, repletos de materiales sintéticos, sin luz natural, deficiente ventilación y artificial, herméticos… Cientos de casos han sido estudiados para constatar que este problema es real, y los espacios construidos pueden perjudicar nuestra salud.
Pero este problema va más allá de los edificios de oficinas, nuestras casas también pueden enfermarnos.
Citando a la Bióloga y experta en Biohabitabilidad Elisabet Silvestre en su libro Tu Casa Sin Tóxicos, “La calidad del ambiente interior de tu casa juega un papel importante en la salud de toda la familia”. Es por esto que trabajamos por la biohabitabilidad y una óptima calidad del ambiente interior.
¿Qué es biohabitabilidad?
Este concepto lo introdujo Mariano Bueno en 2006 en el I Congreso Internacional Salud y Hábitat de Barcelona:
“La biohabitabilidad es una disciplina que estudia, mide y evalúa factores ambientales que inciden en el bienestar, el confort y la salud de las personas en el entorno habitado”
Los criterios de biohabitabilidad van más allá del Código Técnico de la Edificación, la arquitectura sostenible y bioclimática, ya que toma como referente el cuerpo humano, “introduce en la edificación los parámetros de la biología aplicada al hogar”. De este modo se promueve la salud desde el principio de precaución y se tienen en cuenta las respuestas corporales incluso a las dosis comúnmente consideras bajas, que pueden afectar a personas sensibles.
La norma para las mediciones de la biohabitabilidad y los valores indicativos que seguimos en bioconstrucción es la Norma Técnica de Medición en Baubiologie SBM-2015 del BAUBIOLOGIE MAES / Institut für Baubiologie + Nachhaltigkeit IBN.
“Los valores indicativos en baubiologie son valores de precaución. Se refieren a las zonas de descanso y de sueño, el período de regeneración particularmente sensible de los seres humanos y al riesgo derivado a largo plazo.”
Factores de riesgo
Existen varios tipos de agentes contaminantes del hogar, que según su naturaleza los clasificamos en factores de riesgo:
- Físico (electrocontaminación, ruido, gas radón…etc. hablaremos de ellos próximamente).
- Biológico (mohos, hongos…puedes leer este post relacionado con el tema)
- Químico (en los que nos centramos en este post)
Muchos de estos factores de riesgo no se ven, no huelen…pueden pasar desapercibidos o manifestarse en síntomas como cefaleas, irritaciones de mucosas y/u ojos, problemas en la piel, afecciones del sistema respiratorio, fatiga crónica…etc. Si se experimentan estos síntomas y no hay una causa conocida, es momento de solicitar un estudio de biohabitabilidad por parte de un profesional que mida y evalúe los factores de riesgo en casa.
Químicos en el hogar ¿Dónde están?
Productos de limpieza, textiles, muebles, moquetas, pinturas y barnices, materiales aislantes, cosméticos, tabaco, ambientadores…e incluso juguetes contienen gran cantidad de sustancias químicas sintéticas que conforman un coctel químico que penetra en nuestro organismo por contacto, inhalación o ingestión. Algunos de estos tóxicos se expulsan pero otros se acumulan en nuestro cuerpo a lo largo de nuestra vida. Nuestro organismo tiene respuesta ante estos agentes contaminantes pero la capacidad de respuesta es limitada y depende de cada persona. Ante esta auto regulación del cuerpo es fundamental el tiempo de descanso, momento en el que el organismo hace “una puesta a punto” y de ahí la importancia de evaluar las condiciones ambientales de nuestros dormitorios.
Poniendo el foco en COVs y formaldehídos
Los COVs son hidrocarburos que forman parte de muchos productos habituales que tenemos en casa como pinturas, muebles, textiles…etc. y tienen la capacidad de liberarse de los sólidos y líquidos donde están contenidos volatilizándose a temperatura ambiente. Esos gases los inhalamos y penetran en nuestro organismo, algunos son capaces de acumularse y llegar a generar graves problemas de salud. De los más habituales COVs encontramos el formaldehído. Según la EPA hay mayor concentración de estos gases en el interior de los hogares que en el exterior.
Medir la calidad del ambiente interior. Conocer para actuar.
Para tener una orientación sobre la calidad del aire en un espacio interior, la propuesta que hacemos desde ecoultravioleta.coop es instalar un aparato de medición que monitoriza y toma datos de los COVs, formaldehídos, CO2, temperatura y humedad al menos durante una semana en cada zona de descanso. Una vez tomados los valores se comparan con los valores de referencia de la Norma Técnica de Medición en Baubiologie SBM-2015. Se concreta el nivel de exposición a dichos químicos, cuál puede ser su origen y cómo podemos mejorar la situación. En casos de enfermedad, o valores extremos puede ser necesario recurrir a un estudio más exhaustivo. Esta primera aproximación nos ofrece una visión global de la situación y poder actuar en consecuencia según las necesidades.
¿Qué podemos hacer?
Es prácticamente imposible eliminar los tóxicos químicos de nuestros hogares por completo. Siempre podemos hacer muchas mejoras, y no complicadas como por ejemplo sustituir materiales o productos con componentes tóxicos por otros más naturales. Es muy importante leer las etiquetas y evitar productos con pictogramas de peligro y buscar alternativas saludables. Una ventilación frecuente ayuda a renovar el aire y expulsar al exterior estas sustancias indeseables. Hay variedades de plantas de interior que ayudan a filtrar los tóxicos…
Y recuerda, es importante poner especial atención en nuestros dormitorios y zonas de máxima permanencia para favorecer a nuestros cuerpos en su regeneración diaria.